No es cierto que las tecnologías, en si, hayan cambiado nuestras vidas. Lo que hemos vivido en los últimos años, es más bien un cambio en el papel que le damos a las tecnología (su presencia en nuestro quehacer cotidiano).
Las redes sociales existen desde el principio de los tiempos, el consejo de sabios, el ágora griega, el foro romano, los caballeros de la tabla redonda, la charla en el bar,... No hemos inventado nada, sólo le hemos añadido tecnología.
Internet (lo online) sólo pasa a ser rentable cuando se deja de concebir una red de ordenadores y/o dispositivos electrónicos, y se empieza a ver como una red de personas.
Por muy innovador y beneficioso que sea tu servicio, idea o modelo de negocio, de nada servirán tus esfuerzos, si los potenciales usuarios no lo perciben como tal. Tampoco sirve gastarse grandes cantidades en campañas de comunicación para atraer visitantes a tu espacio online, si una vez allí, no encuentran algo que les ayude a satisfacer sus necesidades, a sentirse participes y a poder interactuar y dar su opinión (y que esta sea escuchada).
Los tecnólogos tienen a veces la tentación de pensar que el mundo lo cambia la aparición de una nueva tecnología, cuando la verdad, es que son las personas las que marcan el rumbo cuando deciden validar y adoptar una determinada innovación.
El marketing debe dejar de bombardear y disparar de manera indiscriminada para comenzar a atraer y seducir. Es un proceso más complejo y largo, pero mucho más eficiente.
Crear, comunicar y compartir contenidos que enganchen y que el público nos perciba como una marca y unos valores a seguir.
Y tú, ¿piensas seguir dirigiendo tu negocio a ninguna parte?
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