Los formularios de registro son la herramienta más útil con la que cuentan la gente de marketing de las empresas a la hora de poder obtener información de sus visitantes y hacer tareas de segmentación y planificar campañas de comunicación o definir nuevos contenidos o servicios para la web.
Pero para el cliente, rellenar formularios es un palo, es un coste, no monetario, sino mental. A lo que se une el tema de tener que recordad el usuario y password que se escribió en el formulario, eso si no es la aplicación la que te genera un password aleatorio que luego no siempre se cambia, o se consigue cambiar.
En el mercado se están creando plataformas de autenticación conjunta como: Facebook Connect, Twitter OAuth, OpenID o Google Profile. El uso de estas plataformas nos ahorra tener que rellenar un formulario y de tener que añadir un usuario y contraseña a nuestra lista de passwords.
Desde el punto de vista de una empresa que quiera optar por contratar un servicio de login centralizado, habría que saber que coste monetario tiene suscribir alguno de estos servicios y si hay alguna otra compensación no monetaria que añadir. A parte de que como hemos dicho estamos dejando nuestra arma más poderosa de marketing en manos ajenas, perdiendo el control sobre el formulario y quedando a expensas del conjunto de datos de los suscriptores a los que nos quieran dar acceso dichos servicios.
Así como perdemos el control sobre el correcto funcionamiento del sistema de registro, como me ha pasado hace un rato intentando escribir un comentario en Geeks.cat que después de llevar un buen rato escribiendo y supuestamente autenticado por Twitter OAuth al pulsar enviar, se ha desconectado y al volver atrás se había perdido todo lo escrito, con la mala imagen que eso me ha dado de la página y el berrinche que me he llevado.
Y desde el punto de vista del usuario final, ¿Qué grado de protección tenemos de nuestros datos si lo que en principio era un formulario de registro, se convierte en una plataforma de autenticación? Como controlamos a que datos, externos a los de acceso, se están cediendo a terceros, porque una cosa son los datos básicos de autenticación, y otra que no sirve de nada tener una política restrictiva o de privacidad alta de lo que escribo en mi perfil de mi blog, de Facebook o de Twitter si luego se los ceden libremente a todo el que les pague una cuota.
Luego está el tema de que tener una llave mágica que abra todas las puertas es, a priori, algo fantástico y superútil, pero a la vez algo superpeligroso en caso de perder la llave o que te la roben. Cuantas más puertas abra tu llave más perjudicial puede ser que alguien se apodere de ella y la use para suplantarte en la red.
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